Sake local de Iwate puro de arroz, elaborado íntegramente con arroz de variedad Sasanishiki. Este fue precisamente el primer sake que probé hace más de 20 años y que despertó mi curiosidad hacia esta bebida. La botella es de febrero de 1995.
Aroma grácil y elegante. Delicadamente suave y ligero, con un final limpio. Aporta deliciosas notas tropicales de piña y melón verde al paladar sin volverse demasiado dulce.